Descripción
La vida cotidiana escolar no es sólo la rutina, la tranquilidad, lo familiar y lo intrascendente, sino también la tensión entre grupos, la confrontación de proyectos y el reconocimiento de una tradición académica legítima. La vida cotidiana conjuga lo racional con lo no racional, lo programado con lo lo espontáneo, la rutina con la novedad. En los espacios escolares se expresa la diversidad cultural, que es el resultado de lo que cada grupo entiende como realidad.
Juan Manuel Piña presenta dos investigaciones de campo en las que se considera a los actores como personas enteras, con historias académicas construidas colectivamente e inmersas dentro de un contexto socioeconómico. El buen maestro lo es porque su bagaje teórico, su capacidad didáctica, así como sus características profesionales y su actividad académica se aproximan al modelo legítimo establecido por la tradición dominante dentro de la institución. El buen estudiante, de igual forma, es aquel que acepta e incorpora los enfoques teórico- metodológicos legítimos y las prácticas académicas consecuentes. Lo bueno y lo malo, como el éxito y el fracaso, no son términos objetivos, sino construcciones sociales elaboradas a partir de la experiencia de la vida cotidiana.