Descripción
Vega Pérez ha aprendido a escuchar los sonidos primigenios de la naturaleza, ha aprendido a escuchar como si fuera un niño descubriendo el mundo. Con la misma candidez con que un niño pregunta por qué el hombre mismo no es capaz de captar o asumir los mensajes que la montaña, el ave y el agua nos dan.
Y ése es su punto de partida de donde emerge su voz de poeta. Mas esa inocencia alcanza vuelo gracias a la agudeza de su ingenio y sus cuestionamientos del propio mundo. Y todo eso lo logra en fecundos poemas en los que la brevedad viene a ser una virtud y no una limitación.
El amor y el dolor también han tocado a Joel como poeta para hacerle sonar una lírica amorosa, muy dolida y resignada a veces, otras un zarpazo violento y montaraz. Los matices varios encontrados en esta lírica dan cuenta de historias de amor escondidas entre líneas.
La cualidad más singular de sus poesía es el sonido apacible y natural que canta en sus versos. La melodía que emana de su voz poética tiene dos raíces: Las influencias líricas de algunos poetas en castellano y la profunda voz de su lengua materna: El hñähñu, que le proporciona una sintaxis y una musicalidad única.
Es pues, un poeta que a la vuelta de su obra alcanza una unidad estilística y temática, dando lugar al nacimiento de sus primeros libros.