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Reseña: “Un paso adelante en defensa de los animales”

Un paso adelante en defensa de los animales, el nuevo manual de lucha por los derechos de los animales

Por Blanca Chavarría

Que los animales sienten es una realidad reconocida desde hace años en el imaginario colectivo, una realidad que cuenta con todo el aval científico e, incluso, con una creciente preocupación social. Ahora bien, si esto es así, ¿por qué seguimos considerando a los animales moralmente inferiores?

Esta y otras muchas cuestiones son las que plantea Oscar Horta en el libro Un paso adelante en defensa de los animales, un ensayo que expone el oscuro escenario al que aún hoy se enfrentan los animales y que reivindica la necesidad de aplicar y extender los límites de la moral humana al resto de individuos con los que compartimos este planeta.

Este texto toma como punto de partida el especismo, o lo que es lo mismo, la discriminación social de un grupo de individuos en función de la especie a la que pertenece. A través de un lenguaje claro y ejemplos sencillos, el filósofo, va desmontando, una a una, todas esas suposiciones y conclusiones preconcebidas que sustentan esta idea, y pone en evidencia los pensamientos y actos contradictorios de los que el ser humano participa en todos los ámbitos de la sociedad.

En este escenario de incoherencia moral, el autor introduce un concepto clave en la lucha antiespecista para situar a los animales en el mismo status moral que el ser humano: la sintiencia, término que define la capacidad de cualquier ser vivo de reconocer su existencia y tener vivencias que le puedan producir dolor o felicidad.

Horta destierra, así, el especismo aludiendo a una característica que compartimos tanto animales humanos como no humanos, para que actuemos en consecuencia de la moralidad que rige (o debería regir) nuestra sociedad. Los animales sienten y sufren de la misma manera que nosotros, por lo que evitarles sufrimiento es una cuestión moral legítima para cambiar nuestras actitudes para con ellos. Es importante aclarar que hablar de sufrimiento implica también la matanza de animales, puesto que no existe forma digna y humana de acabar con la vida de alguien que no quiere morir.

Sobre nuestra relación con los animales, el autor habla de una doble realidad: aquella que permite a la sociedad vivir cómodamente sin cuestionarse su comportamiento con el resto de individuos, y aquella en la que viven los animales, donde el miedo, el dolor, el sufrimiento y el abuso gobiernan sus vidas.

En este punto, cobra especial relevancia el capítulo reservado al uso de los animales por la industria alimenticia, la práctica más dañina para los animales no humanos pero también la más aceptada por parte de toda la sociedad. Horta explica esta aceptación basada en la ignorancia más absoluta y también en la predisposición de la sociedad a no querer saber y, en consecuencia, no querer actuar.

Desde las granjas de cerdos, hacinados en oscuras naves industriales en terribles condiciones; pasando por las granjas lácteas, donde miles de vacas son inseminadas y separadas de sus bebés, cada pocos meses, para poder tener una producción de leche constante; o las granjas de pollos donde, si eres hembra, te espera una vida de servidumbre, y si eres macho, te arrojan a una trituradora apenas salgas del huevo; hasta las piscifactorías donde la matanza de animales ni siquiera se puede contar por número de individuos sino por toneladas de ellos.

Horta repasa también otras prácticas que, aludiendo a la tradición o al conservacionismo, provocan la matanza de miles de animales, como la caza, la pesca o los toros; o aquellas que existen por puro entretenimiento del ser humano —para desgracia del resto de animales—, como los zoos o los circos; sin olvidar las granjas peleteras… donde los animales son criados únicamente por y para su piel, sin una mínima valoración de vida, como si no existieran otros materiales con los que vestirnos.

Todas éstas prácticas carecen de sentido y razón a través de las páginas de este libro , que aporta argumentos tan los como equiparables a los que se han utilizado en todas las luchas de libertad e igualdad a lo largo de la historia de la humanidad.

La solución que propone Horta es tan simple como efectiva: el veganismo, un movimiento con cada vez más seguidores en todo el mundo y que, desde la alimentación, el consumo y la conciencia, promueve un estilo de vida que no implique y uso y abuso de animales.

Capítulo aparte merece la cuestión ecologista, donde quedan señaladas las diferencias insalvables entre el ecologismo y la defensa de los animales. La teoría ecologista, explica el autor, continúa siendo tremendamente especista porque utiliza la moral únicamente para sus propias cuestiones dejando a un lado el bienestar animal. Si bien es cierto que el ecologismo se encarga de la defensa y la protección del planeta y de los ecosistemas, sitúa a los animales dentro de estos, obviando sus capacidades de consciencia y sintiencia que los dota de individualidad e, incluso, aboga por la matanza de animales para conservar ecosistemas o controlar poblaciones. Estas diferencias nos invitan a reflexionar sobre si las similitudes que existen entre ambas teorías son suficientemente sólidas para responder a la cuestión. ¿Se puede ser animalista y ecologista?

Horta concluye su obra con una llamada a la acción e invita al lector a reflexionar sobre el futuro y tomar partida en el cambio a través de sus decisiones.

El libro Un paso adelante en defensa de los animales supone un auténtico manual de lucha para todo defensor de los animales que quiera dar respuesta a las innumerables incoherencias que surgen cuando la cuestión animalista sale a debate. Respuestas sobre bienestar animal —el de verdad—, los derechos de los animales, aclaraciones sobre nutrición, alimentación y sostenibilidad... Una herramienta para promover un estilo de vida en el que no sea necesario que los animales sufran a nuestra costa.

Concluimos este texto con uno de los ejemplos que el autor plantea en su libro: Imagina que antes de nacer pudieses elegir en qué mundo vivir. Y que no supieses si fueses a vivir como un humano o como cualquier otro animal. ¿Qué mundo elegirías? ¿Uno como el actual, en el que día a día hacemos que los animales sufran y mueran, y nos desentendemos de lo que les pasa? ¿O quizás otro distinto en que los animales fuesen respetados y defendidos?

Por Blanca Chavarría

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