GLOBALIZACIÓN Y NEOLIBERALISMO

Lo que nos ocupa es mostrar una opción explicativa (sustentada en la aprehensión y problematización de la realidad, de las tendencias por los que se desenvuelve el capitalismo mundial) que nos conduce a sostener que la reestructuración en marcha de las relaciones sociales correspondientes a este tipo de sociedad no se reduce a un ajuste secundario o caprichoso, sino que alude a un cambio de fase del desarrollo capitalista y al ascenso de un proyecto actualizado de la hegemonía y la dominación del capital sobre el mundo del trabajo, todo lo cual significa que el espacio social en que se dirime la lucha de clases se ha trastocado y entenderlo es indispensable no sólo en función de la esperanza, sino inclusive de la supervivencia.
Así, no es razonable hoy el que se restrinja el análisis de la dinámica social del mundo a aspectos parciales o a enfoques sesgados, aunque tampoco creemos que podamos escribir una historia general del capitalismo mundial de fin de siglo. Más bien lo que está en duda es si existe una vía sólida para construir una interpretación articulada de este proceso de reestructuración y si podemos ofrecer una argumentación suficiente acerca de la justificación del uso de conceptos como los de globalización y neoliberalismo, y de aprovecharlos como base para la comprensión de las actuales formas del Estado y de sus manifestaciones conflictivas concretas.
Vale la pena advertir que si bien no dejamos de reconocer la fuerza con que se despliegan las políticas neoliberales y sus discursos ideológicos, así como tampoco menospreciamos el significado indiscutible de la globalización como la nueva forma con la que se presenta el capitalismo y por lo tanto como el contexto ineludible dentro del cual llevaremos a cabo proyectos de vida y de transformación social que poco avanzarán en la práctica si no parten del principio de que la realidad es como es y no como quisiéramos que fuera (pero que a partir precisamente de ello y de nuestra acción puede ser distinta), sin embargo, no creemos en ninguna clase de fatalismo, no aceptamos ser arrinconados en una perspectiva que no ve más salida a la coyuntura que la de un realismo claudicante frente al neoliberalismo, en todo caso preferimos participar de las locuras que el neoliberalismo ve en cualquier pensamiento opuesto a sus postulados.